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¿Necesitamos algo más que la Biblia para la Consejería Bíblica? 

La Biblia es suficiente para el trabajo de la consejería.

Jun 5, 2025

En una publicación reciente,1Este artículo fue publicado originalmente el 27 de octubre de 2017.  el Dr. David Murray plantea la pregunta: “¿Necesitamos algo más que la Biblia para la Consejería Bíblica?”. El énfasis de esta afirmación está en la palabra “necesitamos” y el Dr. Murray lo reconoce cuando dice: “El debate no es sobre si las fuentes de conocimiento como la ciencia, la sociología, etc., pueden ser útiles”. ¡Bien dicho! Los consejeros bíblicos admitimos fácilmente que las fuentes no bíblicas de conocimiento pueden ser útiles, pero también decimos que no son necesarias. Cuando un consejero bíblico como yo dice que “la Escritura es suficiente para la tarea de aconsejar”, quiero decir que las fuentes no bíblicas son innecesarias. 

El profesor Murray está en desacuerdo con esa definición de suficiencia y expone su punto de vista con una analogía que invita a la reflexión. Si se le preguntara a un pastor si necesita algo más que la Biblia para predicar, respondería: “Bueno, sí y no. La Biblia es suficiente para proclamar la verdad que transforma, así que, ‘No,’ realmente no necesitas más que la Biblia”. Sin embargo, al ver su oficina, se ven comentarios, concordancias y gramáticas griegas y hebreas, textos de teología, biografías, diccionarios y enciclopedias bíblicos, libros de historia, revistas con análisis de tendencias modernas, e incluso el programa Logos para su ordenador. “Pero sí”, responde el pastor, “necesito más que la Biblia para predicar, en el sentido de que podría perderme algunas ideas cruciales o malinterpretar el texto si no conozco el trasfondo cultural de la narración bíblica o su gramática y sintáctica”.  De manera que, si la Biblia es lo único que se utiliza para la tarea de la predicación, no viene a ser suficiente. 

Permítame proponer otra analogía que nos podría ayudar a entender la suficiencia. Supongamos que usted es un doctor que ha respondido a una apelación para ayudar a un grupo de personas afectadas por una enfermedad en una isla remota del Pacífico. ¿Necesita algo más que sus conocimientos médicos? “Sí y no”, respondes. “En un sentido, ‘no,’ porque el cuerpo humano es el mismo sin importar a dónde vaya. Por otro lado, ‘sí,’ sería útil si yo supiera algo sobre la vida en sus pueblos, la dinámica tribal, cómo es su dieta, y cómo han tratado sus enfermedades particulares”. Así que se estudia todo lo disponible sobre esos pueblos. Un antropólogo, habiendo vivido ahí, ha escrito un libro sobre la vida tribal y usted observa con interés que el estatus social se mide por el hecho de permitirse el lujo de comprar unos zapatos. La promiscuidad sexual forma parte integral de la cultura e incluso tiene un trasfondo religioso. Son animistas y a menudo acuden al chamán en busca de ayuda, sobre todo cuando los niños están enfermos. Las conveniencias modernas son escasas. Al llegar, usted encuentra que los anquilostomas (lombrices intestinales) y las enfermedades de transmisión sexual (ETS) se proliferan en la isla. Por supuesto, las soluciones del chamán no tienen ningún efecto. No se sorprende con lo que encuentra, ya que los anquilostomas (lombrices intestinales) prosperan en lugares que no eliminan bien los desechos humanos y son introducidos cuando las larvas entran en contacto con los pies descalzos, y la cultura y religión facilitan las ETS. Usted sabe que tiene que hablar con los líderes de la tribu sobre el calzado y las causas de esas enfermedades sexuales. Ahora bien, ¿esta información antropológica y sociológica cambia algo de lo que usted haría? No. ¿Suplementa sus conocimientos médicos, o, mejor dicho, mejora la cura de las enfermedades? De nuevo, no. ¿Qué diferencia habría si no hubiera conducido una investigación antes de llegar allá? La única diferencia podría ser que le hubiera llevado más tiempo averiguar por qué los más pobres tenían anquilostomas (lombrices intestinales) o por qué las ETS eran tan frecuentes. La investigación solo le habría ayudado a orientar sus cuidados de forma más específica, pero nada de esa información habría cambiado la cura de esas enfermedades. Nada de esa información habría mejorado los efectos curativos de su medicina; nada de esa información le habría hecho decir: “Vaya. Mis conocimientos médicos no bastan para curar estas enfermedades”. ¿Era necesaria la investigación? No. ¿Fue útil? Claro. 

Lo mismo que ocurre con los médicos, ocurre con los pastores y consejeros bíblicos. Todos esos libros en mis repisas, las revistas, los libros de texto, y los programas informáticos ayudan. ¿Pero cómo? Me ayudan a ministrar la verdad de Dios más eficazmente, pero no suplementan ni mejoran de manera alguna el mensaje que cambia vidas. Son útiles, pero no necesarios. Muchas de las observaciones antropológicas, sociológicas, y psicológicas pueden ser útiles para los consejeros, pero ciertamente no son necesarias. Pueden ayudar al consejero a ver las cosas más rápidamente, pero no son verdaderamente necesarias para ayudar a la gente. 

Salgamos del terreno de la analogía y vengamos a mi oficina mientras Joan, una adolescente de 17 años, entra pesando nada más que 85 libras (38.5 kilos). Ella lucha contra la “anorexia”.  Las observaciones psicológicas sobre la anorexia que he leído pueden ser útiles. Me alertarán de que muchas de estas chicas están enojadas, amargadas, y vengativas. Es posible que luchen con la forma en que ven sus cuerpos en esta cultura de “burla corporal”. Puede que intenten engañar al consejero haciéndole creer que están bien, ocultando su apariencia en ropa holgada o llevando “pesas” en los bolsillos cuando las pesan. El engaño forma parte de sus vidas. Esto es útil. Puedo ver las cosas más rápido y saber hacia dónde ir más rápido que si sólo aconsejara a dos chicas anoréxicas al año. 

Pero ¿son necesarios esos estudios psicológicos? ¿No dice la Biblia lo suficiente sobre el corazón y sus motivaciones (Proverbios 4:23; Marcos 7:18-23) como para desenmascarar, desentrañar y sanar el corazón errante de Joan? ¿Qué cantidad de estudios podría añadir algo mejor a la revelación de Dios sobre el corazón humano (y debe ser “mejor” si la Biblia no tiene lo suficiente para ayudarla)? ¿Acaso la anorexia invadió la experiencia humana en los años 50, o hubo gente que luchó con ella en el pasado? Puede ser que se llamara de otra manera, pero sin duda era una lucha. Entonces, ¿dejó Jesús a la iglesia mal equipada durante dos mil años para ayudar a la gente en esa lucha hasta que se publicaran las investigaciones más recientes sobre el corazón humano? Si la Biblia no tiene suficiente para ayudar a Joan, y si necesitamos otros recursos para ayudarla, entonces la Biblia no es suficiente para ayudarla; no tiene suficiente verdad para hacer el trabajo. 

Para ayudarnos a comprender mejor el concepto de Murray sobre la suficiencia, él entabla una conversación con el “Pastor N.T. Grayshon” en una publicación posterior. N.T. ha aconsejado a uno de sus jóvenes que, durante un tiempo, se volvió enojón y malhumorado. No comía ni socializaba, perdía la concentración, y parecía evitar a su familia. Su crecimiento cristiano se había enlentecido. Había mucha preocupación por el joven James, pero no resultó ser lo que N.T. pensó desde un inicio. El pastor pensaba que James estaba viendo pornografía, lo que resultaba en ira alimentada por culpa, ansiedad, pérdida de apetito, y declive académico. Pero más bien él estaba durmiendo menos de seis horas por la noche, a menudo irregularmente, leyendo una gran cantidad de literatura cristiana en preparación para ser admitido a una universidad cristiana y eventualmente a un seminario. 

El pastor N.T. compartió algunos pasajes de las Escrituras sobre el sueño como un regalo de Dios, y que James no debía privarse de dormir. Pero James no estaba convencido de que necesitara dormir más. “No se me ocurría nada más en la Biblia que le convenciera de que se estaba dañando a sí mismo y necesitaba dormir más”. Así que el pastor le dio algunos libros escritos por psicólogos en los que se describían los efectos de la privación del sueño. James vio la luz, por así decirlo. Unas semanas después, N.T. lo vio e “inmediatamente pudo ver que era una persona cambiada”. Había vuelto a ser el de antes, creciendo espiritualmente de nuevo. Y así, Murray concluye: “A veces la verdad de Dios que se encuentra fuera de la Biblia es necesaria si queremos proveer la máxima ayuda espiritual ”. 

Pero también me gustaría dedicarle unos minutos al pastor N.T. Grayshon, porque creo que no entiende muy bien la Consejería Bíblica. “N.T., usted hizo un buen trabajo ‘recopilando datos’ (como algunos de nosotros, los consejeros bíblicos, lo llamamos) acerca de la ira de James, la pérdida de apetito, etc. Descubrió que esto era causado por la falta de sueño. Así que ministró a James con lo que la Palabra dice sobre el sueño. Pero eso no fue convincente. Entonces recurrió a otras fuentes de ayuda, ya que la verdad de la Biblia sobre el sueño no parecía abordar el problema. Pero eso no significa que la Biblia no es suficiente para esta tarea. Significa que usted no estaba usando la Biblia de la manera que debería”. 

“Vea, N.T., usted perdió una oportunidad de oro para aconsejar a James. Descubrió que James parece estar impulsado por el deseo de ingresar a una universidad y seminarios cristianos, pero no exploró eso con él. Después de todo, la Biblia dice, ‘Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre, y el hombre de entendimiento lo sacará’ (Proverbios 20:5). Ese es su trabajo como consejero. ¿No nos ha enseñado Jesús que todo lo que hacemos, todo nuestro comportamiento, procede del corazón (Marcos 7:14-23)? ¿Qué motiva el comportamiento de James? ¿Podría ser que su definición del éxito es entrar en la universidad de Wheaton, por lo que debe tomarse todo este tiempo extra para leer? ¿Quizás está tratando de complacer a sus padres y por eso pasa todo este tiempo estudiando? ¿Podría ser que…? Pero N.T., usted no sabe lo que motivó a este joven, y como no sabe, ha acudido a fuentes extrabíblicas. Y como nunca ha explorado lo que la Biblia dice que es lo más importante, el corazón, usted no es consciente de los vastos horizontes de verdad bíblica aún inexplorados, que podrían dirigirse a James. Si lo hubiera hecho, tal vez habría resuelto de paso su problema de sueño, pues habría visto lo que había detrás de ese comportamiento. También quiero añadir que su consejería fue errónea, enfocándose sólo en James y sus patrones de sueño. La consejería consiste en vivir para la gloria de Dios (Mateo 5:14-16). Considere las grandes discusiones que tuvo con James y las verdades bíblicas que pudo haber extraído si hubiera comenzado así”. Como puede ver, si aconsejamos como lo muestran las Escrituras, descubriremos que dicen mucho más de lo que esperábamos.  

Entonces, aunque el Dr. Murray dice que la Biblia es “suficiente”. él insiste en que “las fuentes no bíblicas de conocimiento son más que útiles para la predicación [y la consejería], dice que son necesarias. Son necesarias si [el consejero] quiere hacer el bien mayor a gente quebrantada en un mundo caído”. Pero ¿qué significa eso realmente? Significa que la Biblia es, de hecho, insuficiente para la consejería. Por lo tanto, no es útil redefinir la suficiencia.  

Creo yo que el Dr. Murray ha ayudado a la discusión sobre la suficiencia al plantear la pregunta correcta: “¿Necesitamos algo más que la Biblia para la Consejería Bíblica?”. Sin embargo, la respuesta es un inequívoco “No”.  


El articulo «¿Necesitamos algo más que la Biblia para la Consejería Bíblica?» (Do We Need More Than the Bible for Biblical Counseling?) fue publicado originalmente en inglés.