¿La sumisión bíblica de una esposa la posiciona para recibir abuso por parte de su marido?
La respuesta es no.
Debido a los vientos políticos de hoy, los cristianos creyentes de la Biblia están siendo confundidos e incluso influenciados erróneamente por diferentes movimientos sociales y feministas. Parece que las opiniones comprobadas y verdaderas de los complementarianistas están siendo objeto de un escrutinio no bíblico con ataques falsos y engañosos por todas partes. Con complementarianismo quiero decir que una esposa debe ser un «complemento» a su marido (no un cumplido). En otras palabras, ella debe ser ayudante de su esposo y someterse a él a menos que él le pida que peque.
Sabemos que desde la caída de Adán y Eva, ha habido una lucha de poder entre todos en el planeta. Pero a veces parece ser especialmente difícil entre esposos. Después de todo, ¿quién no querría las cosas a su manera?. Como resultado del pecado, muchos esposos cristianos no aman a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y muchas esposas cristianas se resienten de que sus maridos tengan autoridad dada por Dios sobre ellas (Efesios 5:22-33).
El buen diseño de Dios
Los maridos deben tratar a sus esposas como Cristo ama a la iglesia. Este es el amor ágape que es sacrificial (Efesios 5:25). Es paciente, amable, no celoso y no egoísta (1 Corintios 13:4-7). También deben vivir con sus esposas de manera comprensiva (1 Pedro 3:7). Las esposas deben mostrar respeto a sus maridos, amarlos y someterse bíblicamente a ellos (Efesios 5:33; Tito 2:4; Efesios 5:22-24). La palabra griega para la sumisión significa ser «estar bajo el rango/ subordinarse». Es un orden similar al del rango militar. Es una estructura de autoridad para el hogar que Dios ha mandado desde el comienzo de la creación. Nunca significó en tiempos antiguos, ni significa hoy, que la esposa es inferior a su marido. De hecho, ella puede ser superior en muchos sentidos, como la inteligencia y el autocontrol.
Para que no piense que la sumisión de la esposa a su marido es una idea incidental en la Biblia, se indica claramente cuatro veces en el Nuevo Testamento, tres veces en las epístolas de Pablo y una vez en la de Pedro. Cada vez hay un énfasis diferente. Se nos dice que seamos sumisas: «en todas las cosas» (Efesios 5:22-24), «como es apropiado en el Señor» (Colosenses 3:18), «para que la Palabra de Dios no sea deshonrada» (Tito 2:5), y «sin tener miedo» (1 Pedro 3:6). Me parece que la sumisión bíblica de una esposa a su esposo es fundamental en el papel que Dios ha planeado para ella. Sin embargo, esto no es obediencia ciega. Es una obediencia con gracia y respeto, que incluye momentos en los que ella da una consejería sabia o hace un llamado para que las cosas se hagan de manera diferente.
Una reprensión amorosa
Tanto el esposo como la esposa deben amar a Dios obedeciéndole. Un ejemplo es amar a los demás al reprenderlos cuando pecan. Debe hacerse con delicadeza y solo con el motivo de restaurar a la otra persona a una relación correcta con Dios (Gálatas 6:1-2; Mateo 18:15). De hecho, todos los «uno al otro» en las Escrituras se aplican tanto a los esposos como a las esposas.
Una de las maneras en que la esposa muestra amor a su esposo es que ella aprenda a reprenderlo si está pecando. Una reprensión es cuando le dices a alguien lo que está haciendo mal. Si él es cristiano (o dice serlo), ella debe mostrarle lo que ha hecho mal y usar la Escritura para respaldar lo que ella está diciendo. Si él no es cristiano, ella no debe usar la Escritura, sino apelar a su conciencia para hacer lo correcto. Parte de madurar en el Señor como esposa es decir la verdad en amor sin importar lo incómodo que pueda ser porque «el amor no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad.» (1 Corintios 13:4-7).
Si el marido le pide que peque, debe negarse a hacerlo. Ejemplos de un esposo que le pide a su esposa pecar sería pedirle que cometiera actos sexuales inmorales como ver pornografía. Otro ejemplo es si el esposo prohíbe a su esposa reprenderlo. Un último ejemplo es si él le pide o le exige que firme una declaración de impuestos fraudulenta. Para estar de acuerdo o someterse a cualquiera de esos ejemplos, la esposa tendría que desobedecer a Dios para obedecer a su esposo. La conclusión es que Dios es siempre la autoridad superior.
Pero, ¿qué pasa si el esposo es enojado, egoísta, grosero, celoso, físicamente violento y hace amenazas aterradoras? Esto sucede porque algunos hombres son crueles y castigan a sus esposas por cualquier cosa que no les guste. En otras palabras, son malvados y abusivos. Incluso pueden usar la Escritura de maneras falsas para intimidarla y manipularla a que se someta, gritándole: «¡Tienes que ser sumisa! ¡Eso es lo que dice la Biblia!»
En casos como estos, la esposa necesita orar por sabiduría y luchar por vencer el mal con el bien (Romanos 12:17-21). Ella lo hará cuando aproveche al máximo los recursos bíblicos que Dios ha dado para protegerla, como el consejo de los ancianos de su iglesia, la disciplina correctiva si él es miembro de la iglesia y no se arrepiente, y reportar lo que ha hecho a la policía si está violando la ley, como con la agresión a su esposa o hijos. [Para una explicación mucho más detallada, véase el Capítulo 14 del libro La Esposa Excelente de Martha Peace.]
Si un esposo le está pidiendo a su esposa que peque (esto incluye que ella esté encubriendo el pecado de él), ella debe decirle: «No, eso no es algo que puedo hacer». Si él es abusivo y ella está en peligro, ella debe aprovechar los recursos que Dios ha dado para protegerla, tales como llamar al 911 y/o buscar refugio.
La sumisión es solo una parte del corazón de Dios para la esposa cristiana, al someterse correctamente a su esposo, si no le está pidiendo que peque, ella está glorificando a Dios al obedecer y cumplir la función que le ha dado para vivir fielmente. Para una esposa piadosa, sus mandamientos no son una carga (1 Juan 5:3). Ella será fiel en lo poco, así como en lo mucho.
Si está en un matrimonio particularmente difícil, puede y debe obedecer a Dios al presentarse como testimonio de su fe, decir la verdad con amor y aprovechar los recursos bíblicos que Dios ha dado para protegerla. La esposa puede ser alentada por el dulce hecho de que ella puede honrar a Dios y permanecer fiel a Él sin importar lo que haga su esposo.
La sumisión no posiciona a una esposa para ser abusada por su marido. En cambio, posiciona a una esposa a obedecer a Dios y mostrar amor a su esposo. No hay absolutamente mejor posición en la que una esposa pueda estar.