Enfermedad Mental y Medicina
I. Trastornos Mentales y Consejería Bíblica
Vivimos en un mundo roto, lleno de gente que sufre con profundos problemas e intenso dolor. Una manifestación de ese quebranto es el problema que nuestra cultura reconoce como trastorno mental. Cada vez son más las personas a las que se les diagnostican estas complejas dificultades, que requieren sabiduría y una atención multifacética. Confesamos que, con demasiada frecuencia, la Iglesia de Jesucristo no ha sido reconocida como una fuente de profunda esperanza y de ayuda significativa para esos difíciles problemas. Además, reconocemos que muchos cristianos han contribuido a un estigma negativo ligado a estos diagnósticos mediante una comprensión simplista de estos problemas, y han ofrecido soluciones basadas en la ignorancia.
Como organización comprometida con la búsqueda de la excelencia en la consejería bíblica, la Asociación de Consejeros Bíblicos Certificados lleva décadas llamando a los cristianos fieles a crecer en la doble tarea de comprender problemas complejos y aprender habilidades para abordarlos en el contexto de consejería. Como organización comprometida con la suficiencia de las Escrituras para consejería creemos que la Biblia proporciona una profunda sabiduría para guiarnos en el cuidado de las personas diagnosticadas con trastornos mentales.
Un ejemplo de esta sabiduría es la enseñanza bíblica sobre la dicotomía. La Biblia es clara al afirmar que Dios creó a los seres humanos con un cuerpo y un alma. Ser un ser humano es existir en estas dos partes constituyentes, que son separables sólo en la muerte. Incluso después de la muerte, los cristianos confiesan que los cuerpos y las almas de los seres humanos serán restaurados en el Último Día. Esta verdad bíblica señala el alto honor y consideración que Dios otorga a las realidades física y espiritual de la humanidad. (Génesis 2:7; Mateo 10:28; 1 Corintios 7:34; 2 Corintios 5:1; 1 Timoteo 4:8)
Una realidad teológica como ésta requiere que los cristianos honren tanto el cuerpo como el alma como algo crucial para la existencia humana. Por lo tanto, los cristianos deben respetar las intervenciones médicas como una forma totalmente legítima de atención a los que luchan en este mundo caído. Los exámenes de los profesionales de la medicina son complementos cruciales de un ministerio de consejería bíblica, ya que descubren y tratan, o descartan, los problemas físicos que llevan a muchos a buscar ayuda en consejería .
Otro ejemplo de esta sabiduría bíblica es la enseñanza de la Escritura sobre la naturaleza dinámica de los problemas que experimentamos en un mundo caído. Los seres humanos tienen dificultades, que siempre conllevan implicaciones físicas y espirituales. Ambos aspectos deben ser tratados de forma adecuada. Los seres humanos experimentan problemas con implicaciones espirituales de los que son moralmente culpables y deben arrepentirse. Los seres humanos experimentan otros problemas físicos y espirituales, que no son consecuencia de sus pecados, no son su culpa, pero que son realidades dolorosas que acompañan a la vida en un mundo caído. (Mateo 5:8; 26:38; 2 Corintios 7:9-11; 1 Tesalonicenses 5:14)
Esta realidad teológica requiere que los cristianos aborden los problemas de forma compleja, en lugar de simplista. Los cristianos entienden que algunas realidades espirituales requerirán una reprimenda, pero otras requerirán ánimo en medio del dolor. Y otras requerirán ayuda en medio de la debilidad.
II. Los Trastornos Mentales en la Cultura Contemporánea
Los cristianos de hoy viven en una cultura secular y terapéutica, que carece de la sofisticación de las Escrituras para entender estos asuntos. Esta cultura atribuye la causalidad física a muchos problemas ignorando sus raíces e implicaciones espirituales. Esta práctica es confusa y poco útil, ya que la Biblia enseña que no todos los problemas graves son problemas médicos. La enseñanza bíblica sobre la humanidad nos lleva a concluir que muchos problemas son de naturaleza física, muchos otros son de naturaleza espiritual, y cada uno de ellos afecta al otro. La revelación de Dios en las Escrituras sobre la complejidad de la humanidad prohíbe el reduccionismo secular que convierte todos los problemas en meramente físicos.
El lenguaje contemporáneo de las enfermedades mentales es un ejemplo de este reduccionismo. El compendio de enfermedades mentales que nuestra cultura reconoce como autoridad es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM). Este manual hace muchas observaciones precisas sobre los múltiples problemas que afligen a las personas. Para los consejeros bíblicos, el DSM pinta un cuadro inadecuado y engañoso. No expresa, ni reconoce, ni entiende el aspecto espiritual de los problemas que afligen a las personas. Debido a este fallo, no puede ofrecer ayuda y esperanza claras a las personas diagnosticadas con sus etiquetas. Si bien algunos de los trastornos enumerados en el DSM son de naturaleza médica, muchos otros no lo son. Incluso cuando los problemas del DSM tienen un componente físico, los elementos espirituales y divinos de la humanidad no son abordados por el DSM, lo que la consejería bíblica debe tener en cuenta. Los cristianos deben comprometerse con una forma de entender y hablar de los problemas complejos que es más probable que conduzca a un cambio real y duradero que el registrado en las distintas ediciones del DSM.
III. Práctica de Consejería
A la luz de estas realidades, ACBC respalda las siguientes normas de creencia y práctica para sus consejeros certificados y los centros consejería que atenderían a las personas diagnosticadas con los complicados problemas identificados como trastornos mentales.
1. Los consejeros bíblicos deben reconocer que los seres humanos luchan con problemas físicos y espirituales.
2. Los consejeros bíblicos fomentarán el uso de exámenes físicos y pruebas por parte de los médicos para el diagnóstico de problemas médicos, el tratamiento de estos problemas y el alivio de los síntomas, que podrían causar, contribuir o complicar los problemas de consejería.
3. Los consejeros bíblicos ayudarán a sus aconsejados a responder bíblicamente a los problemas físicos, pero niegan que las intervenciones espirituales sean la única respuesta adecuada a los problemas con un elemento médico. Rechazan cualquier enseñanza, que excluya la importancia del cuerpo y la bondad de Dios, que lleve a la bendición de la atención médica.
4. Los consejeros bíblicos rechazan la noción de que las intervenciones médicas resuelven los problemas espirituales. Aceptan el uso de la medicina para curar y aliviar los síntomas, pero niegan que la atención médica sea suficiente para los problemas espirituales, que requieren a Cristo y su evangelio para el alivio final y el cambio duradero.
5. Los consejeros bíblicos deben comprometerse a aconsejar a aquellos con problemas médicos, pero no deben intentar practicar la medicina sin las calificaciones formales y la licencia para hacerlo. Cuando tengan preguntas o preocupaciones de naturaleza médica, deberán remitir su aconsejado a un profesional médico competente para su diagnóstico y tratamiento.
6. Los consejeros bíblicos deben alimentar un espíritu de humildad, entendiendo que muchos problemas en el nexo del cuerpo y el alma desafían la simplicidad. Reconocen que muchos problemas son combinaciones de cuestiones físicas y espirituales. Otros son problemas que no se identifican fácilmente como uno, otro o ambos.
7. Los consejeros bíblicos no rechazan las verdaderas observaciones que se encuentran en el Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales, pero sí rechazan que el DSM sea una guía autorizada para entender la causa y el tratamiento de los complejos problemas del comportamiento, el pensamiento y las emociones humanas. Afirman que la Palabra de Dios en las Escrituras sirve como esta guía autorizada. Los consejeros bíblicos se mueven hacia el uso del lenguaje bíblico para referirse a los problemas de consejería que las personas enfrentan. Se comprometen a aplicar la Biblia para comprender las causas y los tratamientos de estos problemas.
8. Los consejeros bíblicos están comprometidos con el discernimiento bíblico en la comprensión de la naturaleza de los problemas espirituales, y con el tratamiento del pecado a través de una corrección suave y centrada en Cristo.
9. Los consejeros bíblicos están comprometidos con el discernimiento bíblico en la comprensión de la naturaleza de los problemas espirituales, y con el tratamiento del sufrimiento a través del estímulo centrado en Cristo.
10. Los consejeros bíblicos están comprometidos con el discernimiento bíblico en la comprensión de la naturaleza de los problemas espirituales, y con el tratamiento de la debilidad a través del cuidado amoroso en el contexto del cuerpo de Cristo.